
El primer boleto de La Quiniela se puso en juego el 22 de Septiembre de 1946. Aquel día el Estado, a través del Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas Benéficas, comenzó a gestionar una actividad de apuestas que llevaba varios años realizándose entre los numerosos aficionados al fútbol que había en España.
Las Administraciones de Loterías y Expendedurías de Tabaco fueron las encargadas de la venta y recogida de boletos y del pago de premios. El boleto, de cuatro cuerpos iguales (A, B, C, D), se entregaba previo pago de dos pesetas y una vez rellenado y firmado, haciendo constar la dirección del apostante, debían depositarse los cuerpos A y B en los buzones instalados para ello en los establecimientos.
Había que pronosticar el número de goles que marcaría cada equipo. Rellenar el boleto era sencillo, pero realizar el escrutinio era una tarea complicada. Para determinar los ganadores del juego, se asignaban más o menos puntos según el resultado fuera exacto o aproximado, siempre que se acertara el ganador del partido o el empate.

Esta primera Quiniela la conformaban los siete encuentros de Primera División. Se jugaron 38.530 boletos con una recaudación de 77.060 pesetas (463,14 euros), de las cuales un 45% se destinó a premios y el resto a gastos de gestión y a la Beneficencia Pública.
Aparecieron sesenta y dos boletos premiados, dos de la primera categoría, depositados en La Coruña y San Sebastián, que cobraron cada uno 9.603 pesetas (57,72 euros), uno de segunda categoría que cobró 7.202 pesetas (43,28 euros), uno de tercera categoría que cobró 4.801 pesetas (28,85 euros) y cincuenta y ocho de cuarta categoría que se llevaron 59,75 pesetas (0,36 euros) cada uno.

A lo largo de todos estos años infinidad de fieles seguidores, que jornada tras jornada hacen sus pronósticos con la ilusión de acertar un Pleno, han hecho de La Quiniela el juego de apuestas más popular en España.